Lo pasamos de cine
LA PUBLICIDAD EN EL CINE
La historia del cine como arte o espectáculo comenzó en París, en la esperada fecha del 28 de diciembre de 1895, cuando los hermanos Louis y Auguste Lumière regalaron al mundo la primera proyección pública de imágenes en movimiento. Los Lumière deleitaron al público con lo que muchos han calificado como “la fábrica de los sueños”.
Desde entonces ha experimentado una serie de cambios en varios sentidos. Por un lado, la tecnología ha evolucionado mucho desde el primitivo cine mudo hasta el cine digital que disfrutamos hoy en día. Por otro lado, ha evolucionado el lenguaje cinematográfico, incluyendo las convenciones del género, creando así los géneros cinematográficos. En tercer lugar, ha evolucionado con la sociedad, surgiendo así distintos movimientos cinematográficos y cinematografías nacionales.
Pronto se vio que la capacidad de conexión con el público que poseía el cine implicaba excelentes expectativas económicas. Aunque hoy hablemos del cine europeo como un cine de autor y de un cine norteamericano centrado en los aspectos comerciales, lo cierto es que a ambos lados del Atlántico pronto se enfocó el cine como un negocio. Esta pronta vocación industrial, se concretó rápidamente en la creación de diferentes empresas con la intención de rentabilizar, las productoras. La visión del cine como un producto rentable contribuyó a la realización de, cada vez, mejores películas, haciendo avanzar el lenguaje cinematográfico, ya que el público demandaba mejores historias. Todo ello animaba a las empresas a invertir en esta industria.
Las cifras de este arte fueron aumentando con cada mejora, el cine proponía un nuevo negocio de artistas y actores, de grandes historias, de ilusión y alimento. La gente estaba dispuesta a pagar por admirar las grandes películas. ¿Quién no ha pagado por ver a Leonardo DiCaprio sujetando a Kate Winslet asomada en la barandilla del transatlántico más grande del mundo? Titanic recaudó, ni más ni menos, que 2186,7 millones de dólares. Seguramente los Lumière no pudieron ni imaginar tal cifra, y menos aún si le sumaramos varios millones más. 2782,3 dólares es la cifra exacta que consiguió Avatar, la película más taquillera de la historia del cine.
Otro buen ingreso para la distribución de la industria del cine es la publicidad. La publicidad en el cine se ha convertido con los años en un medio creativo muy fuerte, a pesar de ser uno de los sectores más rentables de la industria del audiovisual, no se conocen sus orígenes. Esto sucede puesto que se han perdido la mayoría de las películas publicitarias que se realizaron en la primera mitad del siglo XX. Hoy en día podríamos definir el cine como; una pantalla gigante, oscuridad, sonido envolvente y una audiencia cautiva, relajada y expectante. Por todo ello, la publicidad en cines consigue una notoriedad y recuerdo muy elevado. Algunas de las acciones publicitarias más eficaces que se pueden realizar en los cines son:
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Trailer: Mediante los cuales se transmiten en la gran pantalla breves tomas de una película para darlas a conocer.
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Reparto de flyers: Promoción de películas a través de panfletos que pueden servir tanto para informar de nuevas películas como para hacer descuentos en próximas películas.
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Spot publicitarios: Con un máximo de 20 segundos, el fin de los spots publicitarios en el cine es dar a conocer un producto o un servicio. Normalmente suelen ser 2 los spots publicitarios que se proyectan en el cine, uno de un producto o servicio de ámbito local y otro de un producto o servicio de una marca poderosa.
Existen diversas ventajas que tiene la publicidad en el cine, como por ejemplo la efectividad que tiene gracias a la atención que se le presta a la pantalla debido al silencio que rodea la sala. El cine es el único lugar donde se considera que es de mala educación hablar durante la emisión de la publicidad, por lo que se puede considerar que en términos de atención, el cine es el mejor medio para la publicidad. Otra ventaja que tiene la publicidad en el cine es la posibilidad de segmentar el público objetivo, como se ha comentado antes, unas de las acciones publicitarias son los spots, y dentro de estos, un spot va dedicado al ámbito local para poder dirigirse al público requerido . Este tipo de spot no puede ser emitido por televisión, ya que no tiene esa capacidad de segmentación como la que tiene el cine. Y por último pero no menos importante, el cine cuenta con un sonido envolvente dolby, una pantalla bien grande de la que no puedes apartar la mirada y recientemente la posibilidad de ver imágenes en 3D. Esto y la imposibilidad de hacer zapping, hacen que el espectador se quede enganchado al mensaje, ya sea publicitario o no, con una capacidad de recuerdo del 400%.
Como todo en esta vida, para que existan ventajas tiene que haber alguna desventaja para poder mejorarla hasta convertirlo en algo positivo. Por lo tanto, la publicidad en el cine tiene sus inconvenientes. El más importante es el precio que tiene el exponer un spot o un trailer en la pantalla del cine. El precio varía dependiendo la ubicación, las salas donde se proyecta y las semanas que estará en activo. Por ejemplo, 15 salas en Madrid durante 4 semanas tiene un precio de 24.900€, si en vez de ser 15 salas, son 50, el precio asciende a 74.400€ y si en vez de en Madrid, las 50 salas durante 4 semanas son en Bizkaia, el precio resultante es de 70.800€. Esta variación del precio dependiendo de la ubicación es debido a lo habitadas que estén las ciudades. Madrid, Barcelona y Valencia son las más caras. Otro inconveniente que tiene la publicidad en el cine es la falta de creatividad en sus spots, habitualmente son las mismas versiones que las televisivas, y esto hace que al conocerlo le quites atención. Por último, a pesar de poder segmentar el público objetivo, carece de una gran cantidad de público. La televisión es capaz de llegar a miles de personas de una sola vez, el cine en cambio, sólo llega a unas 150 personas por cada sala.
Un sinónimo de entretenimiento, palomitas, estrellas e historias, casi todas inolvidables, eso es el cine. Pocos inventos se han convertido, como este, en objeto de imaginación y análisis, en industria y, al tiempo, en fábrica de sueños para personas de cualquier edad, nacionalidad y condición.